El
lago, de Banana Yoshimoto.
Banana nació en Tokio en el
año 1964, estudió literatura en la Universidad de Nihon. Hoy es considerada
junto a Murakami como una de las voces resonantes de la literatura Joponesa.
El Lago cuenta la historia
de una joven hija de una regente de un burdel de tokio y un empresario que, en
una visita empresarial a la casa de tolerancia conoció y se enamoró de su
regenta no obstante mantener una familia paralela. De esa unión nació Chihiro
la que resulta ser el personaje de esta
historia. Chihiro es una joven artista quién a pasear de su arte, vive sumida
en el dolor que le produjo la muerte de su madre, manteniendo con su padre una
relación distante y esporádica. Conoce a un joven en el edificio donde vive,
quién también padece un gran dolor y un gran trauma que nunca logra develarse,
haciendo dudar al lector si fue víctima de una violación o algún otro tipo de
vejación o dolor que lo marca y lo retrae de las relaciones humanas. Juntos emprenden
una convivencia mezcla de amistad y relación amorosa que no termina de
definirse. El lago resulta ser un lugar
paradisiaco y, a la vez místico donde vivió Chihiro y donde aún viven dos
amigos de él con ciertos poderes mágicos o espirituales. Es allí en ese lugar
místico donde se develan parcialmente los misterios que marcaron y lastimaron a
ambos personajes.
Como todas las lecturas de
autores orientales que he experimentado
me queda esa sensación de sentir que falta captar algo que, culturalmente resultaría ajeno a los occidentales. Siento que hay algo
que intenta transmitir la autora que subyace la
historia o la trama de la novela, donde debiera existir el verdadero
mensaje o reflexiones filosóficas con
algún contenido místico que mi cultura occidental impiden que perciba. Siento
una impotencia al terminar el libro sabiendo que allí hay algo más, que está,
se siente, se olfatea en las páginas pero que no alcanzo a decodificar. A pesar de estar muy bien escrito y llevar al
lector por distintos climas en forma dinámica, el resultado no es pleno.
La
Infancia de Jesús, de J.M Koetzee
Coetzee nació en 1940 en
Ciudad del Cabo y es actualmente profesor de literatura en la Universidad
de su ciudad natal. Nobel de literatura
en el año 2003.
La Infancia de Jesús describe la historia de personas que viajan
hacia un país, luego de cruzar el océano (sin saber cuál) donde se habla
español y donde parece estar todo perfectamente organizado para que cada
ciudadano tenga un lugar donde vivir, un trabajo y la posibilidad de
alimentarse con alimentos básicos. Todos llegan olvidando su pasado, sus
orígenes y su vida anterior. Nadie pretende tener ni saber ni aspirar a nada
más que cubrir sus necesidades básicas. Todo muy organizado pero carente de
pasión, de deseo, de vértigo y de emociones.
Simón es un adulto que,
durante el viaje en barco se hace cargo de David, un niño de cinco años que fue
abandonado por sus padres con una carta que indicaría datos de interés pero que
se pierde durante el viaje y nadie sabe nada de ella. Simón asume el cuidado de
David hasta encontrar a la madre del niño en esta nueva tierra. Su búsqueda y
la convivencia entre ambos establece una relación entrañable entre ambos. Luego
la asignación de una madre que no es la real, pero asume su maternidad adoptiva
como si fuera biológicamente la
indicada, lleva a una serie de contratiempos y desencuentros. Durante toda la novela se producen reflexiones sobre la necesidad de
los seres humanos, la insignificancia, sobre la verdadera importancia de las cosas. Se cuestionan los
deseos, las emociones y las pasiones. El personaje del niño se erige en un
posible ser superior, mesías o punto crítico. Tal vez por ello la novela se
llame así, pues no hay ningún personaje con el nombre de Jesús. Ameno, por
momentos filosóficamente interesante
pero no logró conmoverme.
Las
ciudades Invisibles de Italo Calvino
Italo nació en Cuba en 1923,
para trasladarse junto a su familia para Italia a los dos años de vida. Vivió
en París y murió en Siena en 1985.
Las ciudades invisibles son
diálogos entre el viajante Marco Polo y el Gran Kan, emperador Mongol. Marco cuenta y describe a Kan las ciudades que visita e imagina. Cada
viaje es una descripción de una ciudad asociada a un sentimiento, un signo , deseos, intercambios, nombres,
ojos, muertos o simplemente la memoria.
Lo maravilloso de este libro es la manera en que Marco describe, a
partir de un objeto, una construcción o una característica particular, en menos
de una página, cada ciudad que imagina. Muy parecido a las crónicas a las que
nos tiene acostumbrados René Gadé.
Podemos viajar, disfrutar y pensar a lo largo de las páginas del libro.
Todas ellas tienen nombre de mujer, un detalle.
Por ejemplo Zaira, ciudad de los altos bastiones, no está hecha de sus detalles
arquitectónicos, ni de sus techos de zinc, sino de relaciones entre las medidas
de su espacio y los acontecimientos de su pasado. La ciudad no cuenta su
pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las
calles, en las rejas de las ventanas.
Un viaje hermoso.
Todo
cuanto amé, de Siri Hustvedt
Siri Hustvedt
es una novelista, ensayista y poeta. Nació en 1955 en Minnesota, hija de padres
noruegos. Licenciada en Historia. Esposa de Paul Auster. Admirada por el médico y novelista Oliver Sacks por el
conocimiento y análisis de la psiquis humana.
Todo
cuanto amé, Excelente Novela que a través del personaje, un historiador y
crítico de arte, nos lleva por los vericuetos del arte, sus personajes, análisis
de obras históricas, al mejor estilo de
Michel Houellebecq, sin descuidar y describir las intrincadas relaciones
humanas. La vida matrimonial, los hijos, la amistad y la dolorosa pérdida de un
ser querido, desnudan los sentimientos y las miserias humanas. Su gran poder de
descripción de cada uno de los detalles de los ambientes, la gestualidad de sus
personajes y la diversidades de las personas, enriquecen aún más la trama de la
novela.
Un
artista es el gran amigo del personaje, sus esposas, sus hijos, algún otro
amorío y el permanente análisis de los sentimientos de sus personajes nos
mantienen atrapados hasta el final.
Una
belleza literaria y porque no psicoanalítica.
El jefe (Mariano Maffía)
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