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martes, 18 de marzo de 2014

Nebraska, Padura y Mike Oldfield

TUBULAR BELLS
 Una muy buena historia, mínima si se quiere aunque hermosa, ahora bien,¿tendemos o siempre estamos tentados a infantilizar a nuestros mayores? Un vendedor de equipos musicales atraviesa dos Estados (en EEUU), acompañando a su padre, un tipo de pocas pulgas que quiere cobrar una lotería en la que al parecer le ha tocado un millón de dólares. Para llegar a su destino en Lincoln (NEBRASKA), deben parar en el pueblo natal del padre y encarar todo lo dejado atrás. El retrato de una persona corriente, melancólica que pretende reflexionar sobre la dignidad de la tercera edad, el hijo que quiere recuperar la dignidad de su padre; ¿esto siempre ocurre luego de infantilizarlos?
Un guión que a Alexander Payne su director, le quedó a medida no solo por su forma de hacer cine, sino como entiende su país, a través de personajes en conflicto, contradictorios, ridículos, en fuga, hacia alguna clase de redención. Su personaje tiene que llegar para poder cobrar ese premio de lotería, que no existe y su hijo se lo advierte y aún así decide acompañarlo, porque es la excusa perfecta para pasar un tiempo juntos y saldar algunas cuentas pendientes entre ellos, con el resto de la familia y con la vida en general. Si hasta saldan esa verdad sobre el alcohol "…si te hubieses casado con ella, también beberías…" le confiesa a su hijo, tiene todos los achaques propios de la vejez y parece haber pedido la razón, pero se permite clases de lucidez que solo están al alcance de los locos.
¿Locos o sabios, en qué nos transformamos a determinada edad para nuestros hijos?
Recuerdo otra película con un tema similar, de Tim Burton sobre el vínculo de un hijo que se reconcilia con su padre moribundo, un hombre que gustaba de relatar momentos de su vida a los que les añadía características fantásticas, hizo lo propio en el casamiento de su hijo y este ofendido ante el ridículo, dejó de hablarle durante años. Will, el hijo, trabajaba como periodista en París, cuando la salud de su padre empeora regresa junto a su esposa; en el avión le cuenta una de las historias de su padre, en la que conocía a una bruja que le mostraba de qué manera moriría al mirar a través de su ojo de vidrio, entre otras por supuesto.
Cuando Will regresa, su padre estaba en el hospital. Edward su papá, le pide que le cuente una historia, él narra cómo ambos escapan del hospital y se dirigen al río, donde se encuentran con toda la gente que conoció en su vida. En el río, el padre se convierte en un pez… seguido el papá dice “la historia de mi vida” y fallece. En el funeral, Will ve a varios amigos de su padre, los cuales estaban presentes en sus historias. Allí, se da cuenta de que su padre no había mentido, sino que en realidad había exagerado, Will explica que su padre se convirtió en sus historias tras años de narrarlas, y que vivirá por siempre en ellas. El deseo del hijo es entenderlo, para quizá, no tener con su hijo que se aproxima las mismas fallas, sin embargo no puede entenderse a los padres sino con el correr de los años, por qué? Regla a todas luces inexacta por el solo hecho de conocer hijos y padres cercanos. Generalmente cuando se es niño, cualquier relato aunque fantasioso, es verdad. Termina la infancia y los requisitos hacia los mayores son otros y los cuestionamientos no tardan en llegar, los hijos crecen y se hacen su propia idea acerca de todo.
Lo cierto de todo esto es lo siguiente, dejemos el cine de lado, porque ambas películas tienen cierta tristeza a cuestas, qué ocurre cuando los cuestionamientos siguen y ya no son tan adolescentes y los padres dejamos de ser interesantes y cada momento que pasa hace que ellos sean más adultos y nosotros más ancianos. Para terminar, para la psicología todo esto es una cuestión de culpas… y ese sentimiento de culpa a veces llega tarde. 
Me pregunto si el banderín que los colectiveros colgaban desde el espejo retrovisor -antes que exista la contaminación visual, en el 8 que pasaba por la 44 y 14 (barrio de guapos, como el Tolosa de Huguito)- no resumía todos estos hechos de acuerdo con cada edad. ¿ Lo recuerdan?
 A los 5 años: Mi papá "es lo máximo". Se las sabe de todas todas.
A los 10 años: ¡ Qué grande e importante es mi papá.
A los 15 años: Mi papá anda fuera de onda.
A los 20 años: Mi papá ya no da una, sus ideas son anticuadas y están fuera de foco.
A los 30 años: No sé como mi papá no pudo hacer lo que yo hice y voy hacer.
A los 40 años: Voy a consultar a mi papá; he visto que mucho de lo que me ha dicho se ha cumplido.
A los 50 años: ¡Qué lastima que se murió el viejo! Cuantos buenos consejos me dio y no aproveché.
A los 60 años: ¡Qué sabio era mi papá! Cuántos problemas me hubiera evitado de haberle hecho caso antes.
A los 70 años: ¡Qué sabios éramos los dos! Cuántos problemas hubiéramos evitado de habernos escuchado.

Escuchamos la música de MIKE OLDFIELD y su famoso disco TUBULAR BELLS, hablamos de la película NEBRASKA, del escritor cubano LEONARDO PADURA, y al final el Mercenario tradujo la letra de la canción pop de Oldfield MOONLIGHT SHADOW.

Leonardo Padura

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